Si volviera yo a nacer

Escritura a velocidad de crucero, tercera temporada y algo de lo que me avergonzaré

Un trocito de vida

Ese momento dulce en el que todo encaja

Esta semana he alcanzado la velocidad de crucero con la escritura. Me he vuelto a meter en el proyecto número uno y ya puedo sentir la voz de la narradora allí donde vaya. Estoy en ese momento dulce en el que todo encaja. El cartero trae un paquete y su conversación parece hecha a propósito para lo que estoy escribiendo. Salgo a dar un paseo y me cruzo con un chico montado en bicicleta, con la rueda de atrás reventada. Perfecto. Habló con Antonio Fontana por teléfono y me da dos de las claves para la pareja ideal. Lau me da la tercera mientras comemos lentejas y cecina con almendras. Luego hay que traducirlo y contextualizarlo. Muy fácil en este momento. Tan fácil que puedes pecar por exceso. No hay que dejarse llevar.

No es el único peligro.

Escribir es una droga
que te quita tiempo
que lo necesita y te atrapa
que te amenaza cada vez que intentas dejarla
que te desordena la casa.

Cuando intentas escapar de todo
buscas una posición, en el margen,
caminas solo por calles vacías
y te descubres rodeado y triste
mezcla de licor café y cerveza
paseos por la playa del Orzán
de día una playa que brilla
azul una luz, distinta, azul
que dice, te dicta, escucha:
caminar nunca sirve para nada
ni nada, todo para nada
nada y todo, por nada.

Palabras
Juegos de
Siempre lo más importante es
lo que no se dice,
lo que se calla
lees:
Exterior Noche. Playa de arena.

Últimamente, ahora que te has ido, escribo más que hablo. Me gustaría seguir teniéndote a mí lado, aquí conmigo, pero ya sé que tienes que seguir tu camino y mostrar al mundo que es inmundo y al sol que la luna también existe, pero recuerda que luego llega la muerte y caminar no sirve para nada ni nada, todo para nada. Nada. Y todo por nada.

Palabras
Juegos de
como el viento que agita las copas de los árboles
y te trae a la cabeza brillantes imágenes:
la lujuria de los parques llenos de aire.
Sólo, por esta frase, mereció despertar el último mes
la lujuria de los parques llenos de aire
y todos los días estuvo golpeándome
hasta que conseguí encontrarla un sitio
la lujuria de los parques llenos de aire
y tuve que escribir el resto
un montón de ripios, malas frases
la lujuria de los parques llenos de aire
que la acompañaran
pero ella sigue
martilleando
la lujuria de los parques llenos de aire
como si quisiera
ser la protagonista
aparecer en el título
en los créditos
en la portada del libro
y tuviera que repetirla
la lujuria de los parques llenos de aire
en voz alta
gritarla
desde lo alto de la Torre: la lujuria de los parques llenos de aire
mientras
recuerdas: nunca más
la palabra precisa
mientras
las ciudades vacías,
ciudades vacías
y la lujuria de los parques llenos de aire.

La primera versión que conservo de este texto es de 2007. Lo publiqué más tarde en En elpaísdelosméritos y anduve leyéndolo una temporada mientras proyectaba unos vídeos bastante cutres, sonaba una música enlatada y jugaba con una pistola de código de barras. En algún disco duro tengo que tener todo aquello. Palabras, juegos de. Experimentos. Me siento muy orgulloso de aquella etapa. El mismo mínimo común denominador: cuando llega la lujuria de los parques llenos de aire, aquí o en Coruña, supongo que también en Japón, con 75 € en la cuenta bancaria o con una editorial que apuesta por mí: necesito tiempo, necesito aislamiento, unas pocas horas al día, todos los días de la semana. Porque las palabras se agolpan en mi interior, van y vienen como las olas de las que hablaba Virginia Woolf, y si no las escribo tendré que esperar a la siguiente. Que será otra ola, que será distinta, quién sabe si mejor o peor. Así que tengo que aprovechar todas las olas. Ahora que están aquí.