Si me das a elegir
Me quedo contigo en versión Rosalía, el sentido de la vida según Enrique Linaza y lo que me contó Felixa sobre una rana que saltó tres veces a un olla
Un trocito de vida
Por el cambio
La idea de caminar España y Portugal adelante parece que no ha entusiasmado a Lau. No tenemos hijos, ni huerto y la gata funciona en régimen abierto. Aún así. El trabajo. Nos ha costado mucho volver a llegar hasta aquí para darnos cuenta de lo mismo. Como una rana en una olla de agua caliente, así definió Miguel nuestra situación. Yo siempre he usado la analogía del hámster en la rueda, que gira y gira impulsada por el propio hámster y de la que el hámster no puede bajarse. O se cae o le da un ataque cardiaco. Pobre hámster. Game over.
Veintisiete años juntos, este diecisiete de septiembre, y seguimos siendo una pareja poco convencional. Intentamos encajar y, cuando lo conseguimos, nos damos cuenta de que no es esto lo que queremos. De que esto no nos hace feliz. Ni a nosotros ni al resto. Solo hay que mirar alrededor. Detenerse un instante para certificar que de este sistema no puede salir nada bueno. Pseudointelectuales de boletín, juntaletras que sueñan con ver su libro en Netflix, millonarios que se pasean por el espacio y gente que juega al Monopoly con su piso, el de su madre y convierte el trastero en un flamante airbienbi. Yo hace tiempo que me bajé de la rueda (aunque a veces me descubro con un pie y medio dentro) e intenté, en forma de artefacto durante un par de años, convencer a Lau de que me acompañara en ese viaje. Porque, como dice la canción, si me das a elegir entre tú y ese cielo, donde libre es el vuelo para ir a otros nidos, ay, amor, me quedo contigo. Si me das a elegir entre tú y mis ideas…
Esta versión de Rosalía es magnífica, pero no hay que olvidar que el tema original es de Los Chunguitos (sí, esos chicos malos de Vallecas que se dedicaban a tirar piedras a los trenes, de ahí el nombre), fue todo un éxito y ha sido versionado por artistas como Antonio Vega, Manu Chao, Miguel Campello o Rosalía en los Goya 2019. En internet, ese basurero en el que de vez en cuando se encuentra algo de valor, se puede ver la primera interpretación de este tema. Fue en el programa de entrevistas Esta noche, presentado por Carmen Maura. No voy a incluir el enlace para evitar dañar sensibilidades. Sí, así era España en 1981. Sí, ese era el opio del pueblo entonces. Me sonrío al pensar lo que ¿escribirá? un ermitaño en 2067 al visionar las toneladas de basura digital que estamos generando actualmente. Yo tendré, de seguir vivo, 94 años. Me encantaría llegar hasta allí para saber si, por fin, han encontrado vida inteligente en la Tierra. Aunque sea artificial.
Cierro el paréntesis crítico musical y retomo el hilo principal: esta semana he vuelto a pedirle a Lau que lo dejemos todo. Versión light. Benajarafe, de septiembre a mayo. Casa perdida en un bosque del norte de España (por definir), de junio a agosto. Me miró como si fuera posible.
Cita
El sentido de la vida según Enrique Linaza
Comimos con Mercedes en El trueno. Espeto de sardinas, arroz negro y natillas con vistas al mar. Brinde, en silencio, por Enrique. Su ausencia estaba muy presente. Nos faltó su risa, de tan adentro.
Durante la sobremesa, ya en casa, Mercedes nos regaló uno de sus dibujos y yo enseguida me lo adjudiqué: Este para mi despacho. También nos regaló una planta, todavía no me he aprendido su nombre, que hemos instalado en la mesa del salón.
Entre vasos de agua y palabras, Mercedes quiso compartir con nosotros un texto que había escrito Enrique en sus últimos días. Dice así:
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