Una sola especie invasora
De Ciudad Real a Alcobendas y regreso a Málaga con sorpresa incluida
Un trocito de vida
Como la primera vez
Iba a contarte que el viernes y el sábado estuve en litterae, unas jornadas literarias que suceden en Ciudad Real, donde compartí mesa con Antonio Liu Yang, Lucía Asué Mbomío Rubio e Isaias Fanlo, autores diversos y estupendos (que ambiente más encantador, con lo rarito que soy, me sentí a gusto y todo). Iba a contarte que el domingo conversé con Sonia Fernández-Vidal en el MUNCYT de Alcobendas. Como admiro a esta mujer. Qué fácil parece lo que hace. La han traducido (solo) a catorce idiomas. De mayor, quiero ser como ella. De mayor quiero escribir una novela donde aparezca un hada cuántica. Quiero su sonrisa y su forma de comunicar. Iba a contarte que después me fui a comer con mi madre y mi padrastro. Salmón. Iba a contarte que después me metí en un tren y volví a Málaga. Cansado. Que Lau y yo fuimos a cenar, al lado de la estación, a un japonés que nos gusta mucho (sobre todo por la decoración, estilo cantina japonesa). Y que salimos espantados porque estaban celebrando un cumpleaños. Iba a contarte que he visto el penúltimo capítulo de la segunda temporada de The last of us. Y que es perfecto para explicar el conflicto del protagonista en esto de contar historias. Iba a contarte que hemos cambiado la televisión por un proyector. Queríamos hacerlo desde que nos vinimos a vivir a esta casa. También queríamos tirar la chimenea. Eso no hemos podido hacerlo. Una cosa por la otra. Iba a contarte que vimos Flow en pantalla grande. Iba a contarte que sigo sin poder escribir una linea de las dos novelas que tengo en la cabeza. Iba a contarte que estuve en otro instituto, el que se parece a Howarts (creo que te hablé de él el año pasado), con Violeta e Inma y un montón de alumnos, entre ellos Darío (que es un chico muy inteligente, sensible, que llegará muy lejos). Iba a contarte que he conocido a la nieta de una mujer que estuvo en La desbandá. Pero soy incapaz de hacerte cualquiera de estos cuentos porque el jueves a las 17:15 horas llegó mi nuevo libro.
Y ha quedado precioso.
Van más de diez novelas publicadas y me sigue emocionando. El mensajero me entregó la caja como si se tratara de cualquier cosa. El nombre de la editorial en grandes letras rojas. Entré en casa y cerré la puerta. Empecé a gritar “Código 9. Código 9. Código 9”. Lau estaba arriba, cambiándose. Bajó inmediatamente. Abrí la caja. Tocarlo. Olerlo. Besé a Lau. Mejor dicho, nos besamos. Otra criatura. Con todas sus páginas y sus cosas. Y Felixa, al oír el alboroto, venga a maullar en la puerta. Por cierto, está confirmado, el 14 de junio a las 18 horas estaré firmando en la Feria del Libro de Madrid, en la caseta de Lo que leo - Santillana. Me encantará verte.
Algo para leer
La sexta extinción
El próximo viernes 30 a las 18 horas hablaré con Miguel Ángel Olalla Tárrega sobre este libro, La sexta extinción. Será online así que no tienes excusa para no participar en esta conversación que, te prometo, será amena y entretenida sobre ecología y biodiversidad. Entre otras cosas. Todavía puedes reservar plaza aquí.
Hay muchas y muy variadas razones que explican la desaparición de las especies. Pero si se sigue el proceso lo bastante lejos, es inevitable encontrarse con el mismo culpable: «una sola especie invasora».
El hongo Bd es capaz de desplazarse por sus propios medios. Forma unas esporas microscópicas dotadas de una larga y delgada cola; estas esporas se impulsan por sí mismas en el agua y pueden desplazarse a muy largas distancias por los arroyos o con la escorrentía que se forma después de una tormenta. (Es probable que este tipo de dispersión produjera lo que en Panamá se manifestó como una plaga que se movía hacia el este.) Pero este tipo de movimiento no puede explicar la aparición del hongo en partes tan distantes del planeta (Centroamérica, Sudamérica, Norteamérica y Australia), de forma casi simultánea.
Según una teoría, el hongo Bd se ha desplazado por el mundo con los envíos de ranas de uñas africanas, que durante las décadas de 1950 y 1960 se utilizaban en los test de embarazo. (Cuando a las hembras de esta especie se les inyecta orina de una mujer embarazada, a las pocas horas ponen huevos.) Es interesante observar que el Bd no afecta negativamente a la rana de uñas africana pese a que las infecciones con este hongo son frecuentes. Una segunda teoría sugiere que el hongo se dispersó a través de la rana toro americana, que se ha introducido, a veces de manera accidental, otras veces deliberada, en Europa, Asia y Sudamérica, y que se suele exportar para consumo humano. Las ranas toro americanas también están ampliamente infectadas por Bd pero no parece que eso las afecte. A la primera de estas hipótesis se la conoce como «emigración africana», y a la segunda podríamos apodarla «sopa de ancas».
En cualquier caso, la etiología es la misma. Sin alguien que la cargase en un barco o un avión, habría sido imposible que una rana con Bd pasase de África a Australia o de Norteamérica a Europa. Este tipo de mezcla intercontinental, que hoy nos parece de lo más corriente, probablemente no tenga precedentes durante los 3.500 millones de años de historia de la vida.
Algo para ver
Flow
El protagonista es un gato. Todos los personajes son animales. Ninguna rana. Sin una sola linea de diálogo consigue transmitir un mensaje rotundo: por muy diferentes que seamos, o remamos todos juntos o este barco se hunde. Es la película más tierna y expresiva que he visto en mucho tiempo. 10/10.
Un vídeo musical
Seguidores
Me siento como el último minuto de esta canción.