Hay fines de semana que no salimos del jardín, otros quedamos con amigos para confundirnos de restaurante. Acabamos en El perroloco en lugar de El perro viejo. No importa. Tampoco importa la comida (sí, que sea la primera noche que tengo libertad absoluta y todo —gracias, Víctor— me siente bien). Lo importante es la compañía. La conversación. Incluso en…
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