Iba a perder el tiempo desmontando Red, la película que vimos el fin de semana. Una tontería no tan tonta sobre una niña de trece años que descubre que tiene una bestia en su interior (según reza el marketing de la película, todos tenemos una bestia en nuestro interior) y decide ponerla en venta con el objetivo de conseguir el suficiente dinero para comprar las entradas del primer concierto de su vida, al que irá con sus amigas, eso sí. Menos mal. Aunque tampoco. La película pretende ser una especie de alegato a la solidaridad femenina y, sin embargo, se queda en un “guárdate la bestia y compórtate”. Pero gana dinero. Mucho dinero. Fórrate.
¿Y para qué quiere dinero una niña de trece años? Para comprar las entradas para un concierto de una “boy band”, los 4*Town (un remedo de los Backstreet Boys) o mantener el templo familiar, por ejemplo. Lo importante es que esa bestia que todos tenemos en nuestro interior sirva para hacer dinero. No exagero. De hecho es algo que ya sucede entre nuestros adolescentes: quieren rentabilizar su talento antes de desarrollarlo. ¿Y cuál es el objetivo? Dinero. Ni la realización personal, ni la mejora de la sociedad (de acuerdo, demasiado abstracto), ayudar a las personas que les rodean. Ni siquiera porque sí. Banal, hedonista. No. Hacer dinero.
En esto, Red sí que es representativa de nuestra sociedad actual que, como muy bien ilustran sus personajes, es heteropatriarcal. Creo que ya te habías quedado dormida cuando madre e hija se ponen a barrer juntas. Es cierto, el padre aparece cocinando en una secuencia, pero son ellas las que preparan los alimentos para que el padre los meta en la sartén. No solo en esto está anticuada (o quizá es que es muy representativa, no lo sé), también en lo de heterosexual. Tanto la protagonista como sus amigas se sienten atraídas por los chicos (hasta el punto de mostrar actitudes que serían muy denostadas en un personaje masculino), pero es que no hay ninguna amiga (o amigo) que se sienta atraída (atraído) por otro personaje de su mismo sexo. Por no hablar de género. Identidad.
Así que sí, Red es muy representativa de nuestra sociedad actual, de esa parte de la sociedad casposa y represiva con las mujeres donde sólo existen ceros y unos (no estoy hablando solo de género). Donde se las exige, a las mujeres, que sean perfectas (en el trabajo, en casa) y se guarden su bestia interior. En la película, todas, lo hacen. Pero técnicamente es una película perfecta. Con sus formas redondeadas, “las físicas y las texturas”, un montaje espléndido. Los créditos son tan largos, han participado tantas personas, que uno piensa incluso que habrá tenido resonancia en la economía mundial.
Pero no voy a perder más tiempo hablándote de esta película. Esto es solo un resumen de lo que llevo días escribiendo en mi cabeza.
Voy a contarte otra historia.
También es la historia de un adolescente. El protagonista, también, tiene trece años. A esa edad escribió un libro.
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