¡Andrómeda! Llegas ilusionada por un programa de radio que venías escuchando en el cerulian. Yo te respondo con un vídeo de Niño de Elche y me reservo a Antonio Vega y Jaques Cousteau.
Confirmado: estaré en el Festival Celsius 232, en Avilés, a finales de julio. Antes tengo mucho que leer y escribir. Al ritmo que voy, no llego. Ha sido un curso intenso y ahora solo quiero concentrarme en las novelas que tengo que terminar. Y leer. Esta asignatura la suspendo. No he leído todo lo que me hubiera gustado. No he estudiado ni la mitad. Tengo una lista interminable de libros que me han recomendado, la estantería de “Libros para luego” rebosa. Me hubiera encantado votar en los Premios Kelvin, en las categorías de “Mejor novela original en castellano publicada por primera vez en España en 2022” y “Mejor novela traducida al castellano y publicada por primera vez en España en 2022”. Incluso me descargué algunos de los títulos al libro electrónico. Iluso. Ahí están, esperándome:
Horizonte de estrellas de Víctor Conde y Guillem Sánchez
Simbiosis de Bruno Puelles
Proyecto Kétchup de Inés Galiano
Solo los vivos perdonan de Ismael Martínez Biurrun
La última la tengo en papel porque no se comercializa en digital. Lo cual me ha atraído todavía más. Nadar contra corriente. Los finalistas de la otra categoría son:
El exorcismo de mi mejor amiga de Grady Hendrix
Huérfanos de la tierra de Adrian Tchaikovsky
El mar de la tranquilidad de Emily St. John Mandel
La sabiduría de las multitudes de Joe Abercrombie
No conocer a ninguno de sus autores es uno de los principales alicientes para leerlos. Miento. A Hendrix le escuché en directo en la pasada edición del Celsius. Yo y un auditorio de más de trescientas personas nos reímos a carcajadas con sus anécdotas. ¿Repetirá también este año? ¿Volveré a encontrarme con el ewok?, ¿me recordará?
Estos días he llegado a la conclusión de que hay que ser egoísta para ser escritor. Egoísta con el tiempo. De otra manera es imposible. Pasan los días, las semanas, los meses y ¿qué has escrito? Tienes que ser egoísta y encerrarte contigo mismo, decir que no a las mil y una formas que se les ocurran a los demás de hacerte perder el tiempo y concentrarte en ese libro que quieres sacar adelante. O este artefacto.
Esta teoría, la del egoísmo con el tiempo, es fácilmente aplicable a la vida. Algunos ejemplos:
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