Todavía resuena en mí la última lectura de Valero.
Verdes matinales, fríos aún. Incesantemente debemos recordar la certidumbre de la espiga. En ella crecen asombradas las estrellas fugaces.
En ella puede escucharse la antigua salmodia de un río que no existe pero continúa dando de beber a los animales ciegos.
Toda la claridad fluye en su noche, intacta y a…
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Artefactos para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.