Pocos días después, Victoria se apuntó al único gimnasio que había cerca de su casa. De todas las actividades que ofrecían, se decantó por pilates. Dos días a la semana. Según le explicaron, ese tipo de ejercicios lo había inventado un hombre para rehabilitar soldados. Algo así. Aquello no le podía hacer daño, pensó. La monitora era una chica muy mona q…
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