La escritura es un constante camino de aprendizaje y crecimiento

Los secretos de la escritura de Roberto Santiago

Roberto Santiago es escritor, guionista y dramaturgo. Su colección de literatura infantil Los Futbolísimos se ha convertido en un fenómeno editorial. Traducido a más de veinte idiomas. Otras de sus obras destacadas son Los Forasteros del tiempo, Los Protectores (Premio El Barco de Vapor) o la novela negra Ana Tramel (convertida en serie de televisión, actualmente puede verse en Netflix). Estuvo nominado al Goya por el guion de la película El penalti más largo del mundo. Ha obtenido diversos reconocimientos entre los que destaca el Premio Cervantes Chico a toda su trayectoria o el reciente Premio de novela Fernando Lara por La rebelión de los buenos.

Pedro Ramos: Estudiaste Imagen y Sonido en la UCM, creación literaria en la Escuela de Letras, ¿qué fue antes la imagen o la palabra?

Roberto Santiago: Siempre la palabra. No tenía muy claro si mi vocación se traduciría en escribir novelas, guiones u obras de teatro, igual que tampoco sabía si sería capaz de ganarme la vida con la escritura. Pero sí que sabía desde muy pequeño que tenía esa necesidad de compartir mis ideas a través de la ficción, contando historias. La formación que recibí tanto en la Universidad como en las distintas escuelas por las que he pasado han sido una manera de aprender técnicas narrativas en distintos formatos. Eso me ha llevado también a dirigir cine y televisión, aunque donde siempre he encontrado mi espacio natural es en la palabra.

Ramos: Como escritor, debutaste en la colección Barco de vapor con El ladrón de mentiras en 1996 y en 1999 ganaste el Premio edebé de Literatura Infantil con Jon y la máquina del miedo. ¿Qué recuerdas de tu desembarco en la literatura infantil?

Santiago: Recuerdo la inseguridad, la ilusión y las ganas. Ahora que lo pienso, esas tres cosas siguen muy presentes en mi vida y en mi relación con la escritura: inseguridad, ilusión, ganas. Con mi primera novela, decidí presentarme al premio Barco de Vapor; no lo gané, pero me llamaron de la editorial diciéndome que estaba entre los finalistas y que tenían interés en publicarlo. Fue una alegría gigantesca, como si hubiera ganado el premio. Esa sensación única que producen las primeras veces.

Ramos: Tus libros de aquella época eran muy distintos a los actuales. Incluso los temas que tratas en ellos son distintos. ¿Cómo ha sido la evolución?