Gente normal
Correr entre dunas, los pensamientos del corazón y una serie que merece la pena
Un trocito de vida
La única pareja sobre la faz de la tierra
Nos quedamos en Zahora el fin de semana. Es un laberinto de calles entre huertos, chalets y algún terreno baldío donde conviven caballos y gallinas. Las calles ni siquiera están asfaltadas. A un lado, las dunas de la playa de la Mangueta; al otro, las marismas de Barbate. Nos encanta la mezcla.
En algún lugar de este laberinto de calles sin salida y barro, está Casa Flor. Tiene un pequeño jardín donde un trío de hibiscus imponen su belleza. Y Manolo. No sabemos cómo se llama, pero así hemos bautizado al gato blanco y negro que se ha colado por debajo de la valla.
—Se parece a Felixa —comenta Lau.
—Es tres veces más grande —replico.
Y sus maullidos son cortos, mucho más cortos y menos agudos que los endecasílabos de la reina de nuestro jardín. Igual de cariñoso y más interesado. Cuando ha recibido su ración de mimos, se marcha por donde ha venido, por un hueco diminuto entre el suelo y la valla, bajo la pared de hibiscus.
La mañana del sábado vamos de compras a Vejer de la Frontera. Lau necesita un vestido para la boda de su hermana y, en lugar de nadar, yo la acompaño por la Corredera. Me sigue fascinando verla desaparecer en el probador y verla aparecer con un vestido que nunca se volverá a poner. Solo uno tendrá la suerte de venirse con nosotros a casa. Y es posible que ninguno. No sería la primera vez. El sábado tuvimos suerte. Para la boda, toca modelo africano. Yo todavía no estoy seguro de si llevaré vaqueros o chinos. Me gustaría hacerme una camiseta para la ocasión. En la página web donde la diseñé me querían cobrar 5 € de gastos de envío. Demasiado.
Comida en Casa Varo. Espectacular. Sorbete de mango de El Séptimo Hielo, el mejor del mundo, con perdón.
Por la tarde, paseamos hasta el faro de Trafalgar. Arena y más arena, dunas en las que la vegetación intenta abrirse paso. Un faro sobre la única roca posible. Arena y más arena, una laguna convertida en refugio del chorlitejo común. Lamentablemente, no faltan el tonto de la moto y los idiotas del quad, el chiringuito con la música demasiado alta y los peripuestos para ver la puesta de sol. Terrible plaga.
Cenamos fruta, después de la ducha y de las caricias correspondientes a Manolo.
El domingo, salimos temprano a correr por las dunas. Casi cinco kilómetros en los que parece que somos la única pareja sobre la faz de la tierra.
Diario de lecturas
El pensamiento del corazón
El pensamiento del corazón de James Hillman surge de una conferencia que impartió el autor en 1979. En este volumen, muy bien editado, se incluye otra conferencia del autor, también con un título muy sugerente: “Anima mundi, el retorno del alma al mundo”. Apenas cien páginas para saborear y tomar notas. Reflexionar.
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