Desaparecer en la geografía
Encuentro en el supermercado, una película y la idea más loca que se me ha ocurrido en mucho tiempo
Un trocito de vida
Encuentro en el supermercado
En el supermercado, una señora le pregunta con familiaridad a la carnicera si siguen teniendo la chistorra sin conservantes. La carnicera vuelve el pollo de corral para sacarle las pechugas y, antes de contestar, me pregunta cómo las quiero.
—No sé —responde—. Hace mucho que no repongo.
—¿Chistorra sin conservantes? —pregunto a la señora de la pregunta.
Lleva sombrero, un vestido ligero en tonos verdes. Mi pregunta no le sorprende.
—Sí, de las pocas que hay.
Y tanto, pienso. No sabía ni que existiera. La señora se aleja hacia los expositores mientras la carnicera mete el pollo descuartizado en una bolsa.
—¿Algo más?
—Sí. Dos piezas como de dos dedos —respondo señalando un chuletón de ternera que está rebajado.
La señora del sombrero vuelve. Me ofrece un paquete y señala la composición: Carne de cerdo, sal, pimentón y ajo.
—Gracias —digo, gratamente sorprendido—. ¿Me lo puedo quedar?
—Claro, claro. Yo ahora cojo más.
Pongo la chistorra en mi carro.
—Esta cecina es la que nosotros compramos. Tampoco lleva conservantes. Es la única que hay.
Ni siquiera amaga con cogerla para inspeccionarla. No debe gustarle la cecina, pienso.
—¿Algo más? —pregunta la carnicera al otro lado del mostrador.
—No, gracias.
Coloco las bolsas de carne en el carro, vuelvo a darle las gracias y me despido deseándoles un buen día. Lau está en la sección de frutería.
—Hinojo, lechuga, ¿llevamos canónigos?
La señora del sombrero, chistorra en mano, reaparece. Otra. Distinta. La chistorra.
—Esta es la otra marca que tienen. También sin conservantes ni colorantes.
Resumo brevemente la situación a Lau, le digo a la señora que con una chistorra es suficiente, gracias. Lau hace una foto para que nos acordemos. La señora del sombrero se llama Elena. Tiene un chalet en Añoreta. Y gallinas. Una finca de mil metros. Las gallinas toman jengibre, cúrcuma y espirulina. Pero Elena no vende huevos. Solo a sus amigas, los que le sobran. Tiene una pequeña huerta, también. Tampoco vende lo que cultiva.
—¿Y no sabrá de algún huerto ecológico donde podamos comprar?
Llevamos buscándolo un tiempo. Un productor local, ecológico, de temporada. Utopía.
—Tengo una amiga que le compra a un señor. Puedo preguntarle.
—¿En serio? Sería genial.
Intercambiamos los teléfonos.
—¿Cómo te apunto?
—Elena Chistorra —dice riéndose.
Algo para ver
Mi camino interior
Daniel, al ver la foto de la casina donde hemos pasado la mitad de nuestras vacaciones, nos recomendó la película Mi camino interior. Nos ha encantado. Resumen rápido: un escritor tiene un accidente y, cuando despierta del coma, decide atravesar Francia caminando. La Francia que muestra la película sí que quiero conocerla. Bosques y montañas, naturaleza. Encuentros auténticos.
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