Decidimos dejar a Telma ingresada. El veterinario tiene que afeitarle, con la máquina que solo funciona con el cable doblado en determinada posición, parte de una pata. Le pone la vía, la asegura con varias vueltas de esparadrapo y la dejamos en una especie de taquilla, junto a otro gato blanco y gris. Esperamos abajo, para pagar, mientras la familia que ha ido a recoger al gato blanco y gris habla con el veterinario. El marido lleva una camiseta negra de Metalica, desgastada por el uso. La esposa lleva unas deportivas con gatos dibujados. El niño pregunta algo que no llego a entender. El gato se llama Obi, por Obi Wan Kenobi. Nuestro coche se llama Cerulian, estoy a punto de decirle al niño, pero no me atrevo. Todo queda mejor por escrito.
Salimos.
Lloramos.
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