En semanas como esta que se marcha apenas somos nosotros. Nos dedicamos a cumplir con nuestras obligaciones, compartimos el espacio, las comidas y el sueño. Nos despertamos juntos en una cama que es la nuestra pero no saboreamos, comemos en la misma mesa, recogemos, fregamos la cocina en silencio. Ni siquiera tengo tiempo de escribir este artefacto. En semanas como esta. Pasamos de puntillas por nuestra vida. A toda velocidad. Obligados por un mundo que no es el nuestro. ¿Quién quiere vivir en un mundo donde no puedes dedicarte una hora al día a ti mismo? ¿Quién quiere vivir en un mundo donde, si lo haces, te sientes culpable? ¿Quién quiere vivir en un mundo donde todo se mide por lo que vas a ganar? A las pocas personas que les hemos contado lo del White Raven, la mayoría, han reaccionado del mismo modo: ¿y tiene aportación económica?
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