Bienvenida, Inés
La primera artefactiana, la importancia de la amistad y un cuento protagonizado por Buenafuente y Berto.
Un trocito de vida
Ha nacido Inés
El 17 de septiembre nació Inés. Tenía que ser el 17, nuestro aniversario. No soy de fechas y, en realidad, Lau y yo no empezamos a salir un 17 de septiembre de 1997. Pasó el tiempo y un día nos dijimos que había que poner un día y a Lau siempre le ha gustado ese número. El 17. Y el 17 de septiembre de 2024 nació Inés. Un complot del universo.
Felicidades a Carmelo y a Ana, sus padres. Y ánimo. Aquí estamos para lo que necesitéis. En estos artefactos me he despedido de varias personas, muy queridas, pero nunca había dado la bienvenida a un recién nacido. Es emocionante. Una mezcla de ilusión y vértigo. Como saltar al vacío. Supongo.
Le hemos comprado a Inés un regalo de bienvenida. Lau me convenció de que es muy pronto para un libro y le hemos comprado una prenda de ropa que no sé ni como se llama y tiene todas las etiquetas eco friendly de proximidad que corresponde. En dos semanas (o antes), Inés habrá crecido y el regalo se le habrá quedado pequeño. No volverá a usarlo. Si le hubiéramos comprado Los ensayos de Michel de Montaigne esto no le pasaría. Podría leerlos durante toda su vida, incluso sus padres. Qué bien le vendría, a la sociedad en general y a los padres en particular, leer a Montaigne. Todas las noches un ratito. Mientras disfrutas de una infusión de cúrcuma y jengibre, antes de irte a la cama.
Bienvenida, Inés. Este que te escribe promete estar atento a tu desarrollo y leerte, a la primera que tus padres se despisten, textos inspiradores y reflexiones que te ayuden a proyectar tu talento y liberarte de las falacias con las que se manipulan a las masas semianalfabetas.
Cita
Tendrás amigos, tendrás amor
Llevo toda la semana pensando, buscando y leyendo un texto para dar la bienvenida a Inés. Los finalistas han sido un poema de Benedetti, otro de Luis García Montero y un fragmento de “Canto a mí mismo” de Walt Whitman. Al final, he llegado a la conclusión de que el texto más hermoso y sensato que conozco para esta ocasión es uno tan popular que seguro que has escuchado la canción y puede que hasta hayas visto la película, pero tómate un minuto en disfrutar de estas palabras. Puede ser uno de tus mejores momentos del día.
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
“Palabras para Julia” de José Agustín Goytisolo.
Conversaciones con Felixa
Mi amigo me pegó
Le conté a Felixa lo de Inés y empezó a maullar loca de contento.
—Esto hay que celebrarlo —decía—. Pero qué buena noticia. Y la madre, Ana, ¿está bien? ¿Y Carmelo?
—Feliz. Sí, sí, todo bien, Felixa, no te preocupes.
—Ay, qué ilusión.
Estaba tan emocionada que hasta parecía menos pedante y más mundana. Pero no tardó en volver a las andadas.
—Para celebrarlo, voy a regalarle un cuento.
—¿A quién?
—A Inés. Es una adaptación de una leyenda árabe en la que estoy trabajando.
Me senté en el borde de la fuente, daba allí el sol, y palmeé mis muslos. Felixa subió de un salto. Se estaba realmente bien aquella mañana de casi otoño.
—Se titula “Mi amigo me pegó” y trata, claro, de la amistad, como el poema de Goytisolo. Mi versión está protagonizada por Buenafuente y Berto —continuó Felixa.
—Buenafuente y Berto son dos personajes públicos. ¿Eso es legal?
—No lo sé, pero quién se va a enterar. ¿Va a ir Carmelo contándolo por ahí? Además, a ellos seguro que les hace gracia.
—Bueno, sí. Lau y Carmelo, incluso Dani, son fans de Buenafuente y Berto.
—¡No! —me corrigió Felixa—. A Buenafuente y a Berto, hombre.
Tenía mis dudas, pero tampoco iba a ponerme a discutir con Felixa sobre lo que pensarían dos famosos de que se utilizara su nombre en vano.
—¿Me lo cuentas o no?
Felixa dejó de lavarse sus partes y comenzó la historia.
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